En mi primera visita a la Paz en febrero de 2006 se me pasó por alto visitar Tiwanaku, apenas unos setenta kilómetros al noroeste de la capital boliviana. Tiwanaku es un lugar de visita obligado para todos quienes tengan un mínimo de interés en la historia y en la cultura de América.  Porque a pesar de los grandes desastres y cambios que provocó la colonización española, el legado de Tiwanaku sigue vivo en la cultura andina actual. La evolución que llevan adelante los pueblos es lenta, pero tiene como puntos cruciales, ciertos lugares que fueron el centro del desarrollo de civilizaciones, lugares que marcaron, cultural y tecnológicamente, el pasado que influye en nuestro presente.

A los historiadores, a los arqueólogos, a los antropólogos, incluso a los filósofos, a los ingenieros agrícolas, incluso a arquitectos, a médicos, etc. Les toca desentrañar los secretos del pasado en base a sus disciplinas, en un presente que es heredero de las antiguas civilizaciones. Porque a veces lo que se reescribe del pasado, se reescribe con el interés de manipularlo en favor de un poder impuesto, el cual quiere borrar todo rastro de contradicción o rebeldía basada en culturas anteriores. Posiblemente porque estas culturas anteriores, son algo que al conocerse, pone en tela de juicio la estructura de poder posterior, y cuestiona las sociedades que impuso el colonizador. El nombre mismo de Tiwanaku es un ejemplo de la imposición por desconocimiento, su significado en lengua aimarà es: ribera seca. Según parece fué el nombre que les pusieron los colonizadores españoles por azar, al ver por primera vez la ciudad y preguntar a una persona del lugar: ¿qué era ese sitio?

Finalmente, el 11 de noviembre de 2015 tomaba una combi cerca del Cementario General de La Paz; los taxistas de la ciudad saben el lugar de donde salen estos vehículos, por tanto no hay que investigar, simplemente subirse a un taxi en cualquier calle de La Paz y pedir al taxista que te lleve a la parada de las combis para Tiwanaku. La salida de la combi puede demorarse, como fué el caso de ese día. Hasta que no hay un pasaje mínimo para salir, el vehículo no sale. No se cuanto tiempo esperé, porque cuando uno espera, el tiempo transcurre muy lentamente. Cálculo que fueron más de cuarenta minutos.  Si se dispone de dinero, se puede ir en taxi hasta Tiwanaku; esta puede ser una solución para los viajeros que vayan en grupo, pero para un persona sola no es demasiado económico.

El viaje hasta Tiwanaku, por la Ruta Nacional número uno, es muy bonito. Los paisajes del altiplano, con las enormes cimas enblanquecidas por la nieve, siempre en el horizonte; conmueven y emboban a quien lo ve. Conviene llevar la cámara fotográfica siempre preparada, especialmente al llegar al Tambillo, donde la ruta asciende mostrando lindas vistas.

Tiwanaku a 3870 metros sobre el nivel del mar, esta a una altura inferior a la ciudad satélite de La Paz: El Alto; por donde uno pasa siempre al entrar o salir de la capital boliviana. La llanura que alberga Tiwanaku sorprende por su desolación, cuesta imaginar como pudo desarrollarse una civilización en aquellos páramos desérticos, con un fondo de montañas onduladas, carentes de toda vegetación y bajo el signo de la erosión permanente. Pero pronto, si uno no se resiste, se deja invadir por esa desolación y puede llegar a ser cómplice del extraño misticismo que invade el lugar. Imaginar como fué el pasado, dejarse embaucar por el canto de las viejas rocas talladas. Caminar sin parar bajo un sol impenitente, subiendo pequeñas colinas que forman parte de la historia. Recorrer con la vista las imágenes creadas por seres del pasado; caras que quizás fueron reales y hoy se esfumaron escondidas en el tiempo lejano. Despertar de este sueño antiguo para buscar explicaciones racionales del porque se desarrolló esta cultura en este lugar, comprendiendo que el agua que hoy no esta aquí por ningún lado, esta relacionada con un cercano lago Titikaka,  y tiene mucho que ver con el desarrollo agrario de Tiwanaku.

Al final, quizás uno deja Tiwanaku pensado en que algún día volverá, si es que está interesado en las viejas culturas de América. Sin duda la mayoría nunca volverán, algunos habrán conprendido el espíritu místico que invade el lugar, otros no habrán llegado a sentir es comunicación sensorial, pero eso ya es asunto de cada uno y de su sentido vital.

Combi a Tiwanaku
Combi a Tiwanaku.
Estación Tiwanaku
Estación Tiahuanaco.
Tiwanaku
Tiwanaku